Por: Píter Ortega
Fotos: G. Blasky Studio
En verdad ya no lloro tanto, pero cuando lo hago, invariablemente es para no vengarme. El anterior es uno de los tantos aforismos que desvelan constantemente al creador cubano Jesús Lara, quien, además de un excelente artista plástico, es un poeta de los más genuinos.
Si se estudia con detenimiento la frase, se descubre una sensibilidad que ha padecido avatares y trances existenciales disímiles, de los más necios, de esos que procuran lágrimas y enturbian el espíritu. Se intuye una psiquis en la que habita cierta impotencia, pero que al cabo ha logrado trascender esos demonios que nos envilecen. La cláusula comporta un antes y un después, una transición, transparentada en el En verdad ya no (…) tanto. Transición decisiva, medular para el crecimiento emocional y afectivo del ser humano.

Jesús Lara Sotelo en la exposición personal Make Bacon. 2010.
Los que conocemos la vida de Lara, su pasado y su presente, hallamos en dicho aforismo una confesión de una sinceridad sin límites, de esas que tanto escasean en medio de los dobleces y falsedades de nuestros días. Aquellos que hemos tenido el privilegio de acceder al conocimiento de sus angustias pretéritas, sentimos en dichas palabras un alumbramiento, una suerte de anagnórisis que remite a un punto de giro esencial dentro de su trayectoria vitalicia. Sí, sufrió mucho Lara, soportó una desidia atroz. Tanto que quizás nadie más que él pueda tener una dimensión real de tales conflictos. Él y sus obras, claro. Sus pinturas, dibujos, esculturas e instalaciones ostentan marcas autobiográficas que, aunque no exactamente explícitas, exhalan una honestidad muy marcada. Se trata de trabajos que hablan de una violencia estilística y conceptual sumamente sugestiva. Piezas dolorosas en sus mensajes, desgarradoras.

Detalle de obra. Jesús Lara Sotelo.
Una prueba fehaciente de ellos es la más reciente serie que ocupa al creador, en la que se vale de sus propias sábanas, toallas, almohadas, uniformes de reclusos, de enfermos, telas diversas y otros muchos objetos y materiales de la realidad cotidiana que son introducidos a modo de collages en el campo visual, y que evocan experiencias existenciales complejas, tensas. Vendrían a ser como un despojo, una especie de exorcismo que realiza Lara de todo aquello que le recuerda sinsabores pretéritos.
Asimismo, el “caos” inducido por las pronunciadas texturas, y la sensación de desequilibrio e inestabilidad que se deriva del esquema compositivo, metaforizan muy bien las problemáticas referidas en el orden temático. “Pinturas escultóricas” o “esculturas pintadas”, da igual, lo cierto es que representan un punto y aparte en su obra, al parecer una nueva etapa de una valía mucho mayor que las precedentes. Lo cual es un motivo más que suficiente para celebrar los 20 años de la carrera profesional de este sagaz artífice del arte cubano.
Píter Ortega Núñez (La Habana, 1982) Curador, editor y crítico de arte. Licenciado en Historia del arte en la Universidad de La Habana. Ha comisariado más de15 exposiciones de arte cubano contemporáneo en prestigiosas galerías del país. Asimismo, ha ejercido con sistematicidad la crítica de arte en publicaciones nacionales y extranjeras, tales como: Art Nexus, Artecubano, Arte Latinoamericano, Noticias de Artecubano, Arte por Excelencias, La Gaceta de Cuba, Cine Cubano, Opus Habana, Extramuros, La Gaveta, Upsalón, El Caimán Barbudo.
*Publicado en la Revista Opus Habana. 2010.
Referencias y enlaces a su obra:
http://www.opushabana.cu/index.php/noticias/26-artes-visuales/2272-
https://www.elnuevoherald.com/vivir-mejor/artes-letras/article42616485.html
http://www.revistasexcelencias.com/arte-por-excelencias/editorial-15/pensando-contra-la-toxina
http://www.radiometropolitana.icrt.cu/2016/03/18/el-peso-de-la-joven-critica-visual/