Foto:G.Blaskystudio
Nota del editor
Bullying es un libro de provocaciones intensas al lector. Como los pervertidos del ciberespacio, su autor “agrede” desde la poesía con historias que oscilan entre lo escatológico, el desencanto, el sexo, los conflictos de la pareja, la política, la cultura universal y otros momentos. El destino del hombre es, sin lugar a duda, el hilo que atraviesa todo el poemario como un río subterráneo.
El tono sarcástico de muchos de los textos matiza el conjunto y la da un aire de aparente cinismo o ligereza. Y digo “aparente” porque quien lea bien se dará cuenta del dramatismo de una sensibilidad en pugna permanente con el entorno y consigo misma. Las múltiples referencias (un recurso muy distintivo en la poesía de Lara) confieren al poemario espesor y ecumenismo. El lenguaje acude a la expresión cruda y directa, aderezada con no pocos chispazos de simbolismo y metáforas audaces, y una intención de revolcarlo todo con irreverencia, en aras de plantear más interrogantes que respuestas.
Con oficio, honestidad y lucidez, Lara entrega su poemario número cincuenta. Cualquier suspicacia con la cifra puede atajarse con el breve poema titulado “Reglas del juego”: Primero te ignoran, luego se ríen de ti y, en caso necesario, luchan contigo hasta que escupas la última palabra maldita. El juego es macabro y yo he ganado muchas veces.
Y en efecto, de palabras malditas pero iluminadoras está hecho este libro, donde el poeta sigue ganando el juego a los que tratan de silenciar el sacrificio de otros. A mí, como editor y compañero de celda en este duro sacerdocio de la poesía, me consta.
Alberto Marrero, 2 de agosto del 2018
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